martes, 30 de noviembre de 2021

LA GRAN REDADA

Uno de los episodios más negros del reinado de mi Fernando fue urdido por el Marqués de Ensenada, y quiero pensar que mi Fernando no fue consciente de la crueldad de los hechos, que son de los más lamentables de la historia de España
Ocurrió el 30 de julio de 1749, y fue la detención masiva de las gitanas y los gitanos españoles conocido como La Gran Redada. Aunque su real intención solamente fue que se prendiese a los gitanos malhechores, vagabundos, esto no acabó ocurriendo así.

Texto de 1749 con el que se desencadena el plan de detención de los gitanos en España.

Los planes fueron iniciados por el obispo de Oviedo, Vázquez Tablada y continuados y ejecutados por el Marqués de la Ensenada.

El plan

La organización se llevó a cabo en secreto. Se prepararon instrucciones minuciosas para cada ciudad, que debían ser entregadas al corregidor por un oficial del ejército enviado al efecto. La orden era abrir esas instrucciones en un día determinado, estando presente el corregidor y el oficial, para lograr la simultaneidad de la operación. También se prepararon instrucciones específicas para cada oficial, que se haría cargo de las tropas que debían llevar a cabo el arresto. Ni el oficial, ni las tropas conocían hasta el último momento el objetivo de su misión. Ambas órdenes iban introducidas en un sobre, al que se añadió una copia del decreto del nuncio, e instrucciones para los obispos de cada diócesis. 

Las instrucciones estipulaban que, tras abrir los sobres, se mantendría una breve reunión de coordinación del ejército y las fuerzas de orden público locales (alguaciles, etc.). Tras los arrestos, se cruzaron los datos de los detenidos con los del censo de la ciudad y se interrogó a los detenidos sobre el paradero de los ausentes, que fueron arrestados mediante requisitoria a los pocos días.

Tras el arresto, los gitanos deberían ser separados en dos grupos: todos los hombres mayores de siete años en uno, y las mujeres y los menores de siete años en otro. A continuación, y según el plan, los primeros serían enviados a trabajos forzados en los arsenales de la Marina, y las segundas ingresadas en cárceles o fábricas. Las mujeres tejerían y los niños trabajarían en las fábricas. La separación de las familias (con el evidente objetivo de impedir nuevos nacimientos) fue uno de los rasgos más crueles de la persecución.

Los dineros

La operación se financiaría con los bienes de los detenidos, que serían inmediatamente confiscados y subastados para pagar la manutención durante el traslado, el alquiler de carretas y barcos para el viaje y cualquier otro gasto que se produjera. Las instrucciones, muy puntillosas en ese sentido, establecían que —de no bastar ese dinero— el propio rey correría con los gastos.

Las protestas

Al poco de producirse la captura, comenzaron a llegar a Madrid innumerables peticiones solicitando la liberación de muchos de los calés apresados y que habían dado muestras sobradas de «vivir honrosamente». En muchos casos, además del propio humanitarismo, se unía la auténtica necesidad económica.

El Rey cede

Toda esta avalancha de quejas y peticiones -llegadas incluso desde la propia nobleza- llevará a la publicación de un nuevo decreto, en octubre de 1749, que ordena la liberación inmediata y restitución de los bienes de todos aquellos gitanos considerados «honrados», entendiéndose como tal a aquellos que demostraban tener domicilio fijo, trabajo, documentos de castellanía, etc.
 
Las autoridades reconocerán que, «Su Majestad no mandó que se prendiesen y maltratasen aquellos que sólo tenían el nombre de gitanos [...], pero ya ellos habían dejado ese ejercicio y vivían quietos como otros vecinos [...], solamente fue su real intención que se prendiese a los gitanos malhechores, vagabundos [...] pero el efecto ha sido el más injusto, habiendo preso y atropellado muchos buenos vasallos». Aun así, se solicitaron informes secretos de cada gitano a liberar, con un número de testigos de la localidad que atestiguasen la bondad del detenido en cuestión.

Se calcula que unos 5.000 gitanos, algo más de la mitad de los arrestados, saldría en libertad en virtud del decreto de octubre de 1749, si bien para las familias liberadas su situación estaba lejos de considerarse afortunada: temerosos de reclamar o habiendo perdido casi todas sus propiedades, ya subastadas, tuvieron que rehacer sus vidas prácticamente de cero.

Las consecuencias

Los encarcelamientos del resto duraron hasta 1765. Durante esos años muchos gitanos y gitanas fallecieron por las condiciones insalubres de las prisiones y la dureza de los trabajos forzosos. La Gran Redada dejó profundas secuelas en la memoria del pueblo gitano. Lamentablemente, y a pesar de su gravedad, hoy en día sigue siendo un episodio poco conocido, que no suele aparecer en los manuales sobre la historia de España.

Para saber más…
https://www.elmundo.es/cronica/2019/07/30/5d3ad310fc6c83b90e8b46c0.html
https://es.wikipedia.org/wiki/Gran_Redada
https://www.gitanos.org/actualidad/archivo/117161.html.es