Bárbara de Braganza ha pasado a la historia por ser una reina culta, ya que dominaba seis idiomas y era una destacada amante de la música. Fue un significativo exponente del alto nivel artístico y cultural en la corte portuguesa.
Los gustos de la reina sonaban en los aposentos reales de la corte en las veladas en las que participaban músicos como Farinelli y en las que la propia María Bárbara de Braganza cantaba y tocaba el clave. Fue una excelente intérprete de clavicémbalo y una compositora discretamente hábil, digna alumna, por su buen gusto musical, de su maestro Domenico Scarlatti.
Scarlatti llegaría a componer sin cesar una serie de sonatas para su discípula y para el cantante de ópera Farinelli. Este último llegó a ser un perfecto maestro de ceremonias, fiel a los reyes, lo que le causó mayor fama, influyendo en la organización y el entretenimiento de sus majestades los reyes, en fiestas y temporadas de ópera, en los paseos con música en el Buen Retiro. Así, la ópera se convertiría en una de las más importantes distracciones de la corte. No debemos olvidar la música religiosa que también alcanzó una elevada consideración en la época. Doña Bárbara compuso ella misma una Salve.
Se puede decir que el reinado de Don Fernando VI y Doña Bárbara es de los que más han hecho por la música en España. Con la pareja real se inició "el reinado de los melómanos" y la preocupación por el desarrollo cultural.
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