sábado, 9 de octubre de 2021

Mis padres, Don Joao V y Doña María Ana de Austria. Él, cuquísimo, y ella, monísima.


En octubre de 1708 contrajo matrimonio con su prima María Ana de Austria, hija del Emperador Leopoldo I de Habsburgo y Leonor Magdalena de Palatinado-Neoburgo, está última era hermana de su madre, para estrechar así su alianza con Austria.
El 27 de octubre de 1708 fue recibida fastuosamente en Lisboa, iniciando tres días de festejos públicos. Muy devota, hermosa y culta, fue regente del reino en 1716, cuando el rey se trasladó al Alentejo, y en 1742, cuando el rey enfermó gravemente.​ Llamó al gobierno al marqués de Pombal, ya que era muy amiga de su mujer, también austríaca.

Fue madre de siete hijos, tres de los cuales llegaron al trono: José I, rey de Portugal; Bárbara de Braganza, reina consorte de Fernando VI de España; y Pedro III, también rey de Portugal.

En 1742, Juan V sufrió un golpe y quedó parcialmente paralizado, y María Ana se sobrepuso tomando después el poder. Cuando Juan V falleció el 31 de julio de 1750, ella dio el poder a su joven hijo, José I de Portugal.

Fue enterrada en Lisboa, pero su corazón fue llevado a Viena y está enterrado en la Cripta Imperial. 

Dos años después de contraer matrimonio el rey D. João V de Portugal con la archiduquesa María Ana de Austria en 1708, prometió a S. Antonio que construiría un monasterio en su honor si le concedía la gracia de tener descendencia. El 4 de diciembre de 1711 nació la infanta María Teresa Bárbara, que llegaría a ser la décimo primera reina de España y conocida como Bárbara de Braganza.

Cuando Bárbara cumplió seis años el rey de Portugal colocó la primera piedra del convento de Mafra, cumpliendo así la promesa que le hizo al santo lisboeta.

El imponente monasterio siguió el modelo arquitectónico y programático del Escorial, reuniendo en él basílica, convento, palacio y biblioteca. Este monasterio inspiró la novela Memorial del convento del Premio Nobel José Saramago.

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